La invención de Morel toca varios puntos de análisis, no
sólo referencias a la ciencia y tecnología, si no la misma natura base, la
escritura, la literatura, la ficción del mundo y cuando esa ficción se vuelve
punto de partida como objetivo.
La capacidad de un artefacto capaz de volver aquello
proyectado en un holograma de vida eterna. El proyector introduce el alma
visual de aquello que absorbe en un disco que registrara cual memoria esa
información para ser proyectada en un nuevo plano visual dando nueva vida.
El autor pone el nombre a Morel en referencia al D.R. Moreau
de H.G. Wells texto de ciencia ficción de finales del siglo XIX. Aunque si bien
anticipando la idea de isla como lujar remoto Utopía de Tomas Moro publicada a
inicios del s. XVI. Por un lado las referencias a la obra de Bioy Casares son plausibles en tanto encuentros de la
humanidad y la maquina interacción vigente. No solo son los logros en tanto continúo
desarrollo de la literatura como paradigma de vida y la ficción como el pronto
cuestionamiento de la disponibilidad de la actualización del ente humano.
Tampoco basta señalar que el logro esta en imaginar lo que podría pasar, o los
anhelos que cruza la vida humana y la tecnología como expansión del ser.
Si bien el avance en materia literaria es claro no podemos
dejar atrás las posibilidades que la imaginación desborda para luego ser
tocadas por la esfera de lo real. Si bien hay vertientes directas en tanto
tecnología al servicio del hombre hay creencias que afectan hoy dia el
imaginario popular por ejemplo: el símil de no a las fotografías por miedo a
que roben, tomen algo de ti, todo esto lo podríamos remontar a que el precio de
ser proyectado en la novela de Casares es el equivalente a la desintegración
material, es decir que la máquina o el artefacto toma algo de cada uno como
premisa para devenirlo holograma, simulación, etc.
Dentro de los mismos alcances que propone esta obra va suministrado
no solo a la literatura, a la ficción, a la tecnología, a la utopía, si no a
los nuevos medios para existir y manifestarnos en distintos niveles y
plataformas. Si bien la película Andromedia de Takashi Miike de 1998 comprende
la necesidad y el apego como formas de comunicación entendiendo que no es
posible comunicarse en una esfera materia el protagonista logra dar vida a una
mujer pero sólo de forma intangible, inmaterial y solo viviendo adentro de un
ordenador capaz de proyectar la imagen, vida simulada.
Es el cazo de 2046 de Wong Kar Wai filmada en 2004, si bien
el escritor equiparable al científico como aquel capaz de jugar a Dios da vida
a sin fin de personajes es uno de ellos el que se enamora de un ciborg que
viaja en un tren con destino a 2046, este amor que no puedo nivelarse cual amor
por Faustine algo que está ahí que no siente como yo, que no logra enamorarse
aunque en este filme el ciborg logra disimuladamente llorar, rompiendo el
paradigma de la materia fría tecnológica no emotiva.
Filmes como el año pasado en Marienbad de Alain Resnais EN
1961 juegan con la repetición y la simulación de los eventos, sólo que en la
novela de Casares si hay alguien que nota la repetición de los eventos, alguien
que es ajeno al círculo pero lo estudia desde afuera y nota su carácter secuencial
e ilusorio.
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