miércoles, 17 de abril de 2013

*MOREL* -continuación-.


La invención de Morel toca varios puntos de análisis, no sólo referencias a la ciencia y tecnología, si no la misma natura base, la escritura, la literatura, la ficción del mundo y cuando esa ficción se vuelve punto de partida como objetivo.

La capacidad de un artefacto capaz de volver aquello proyectado en un holograma de vida eterna. El proyector introduce el alma visual de aquello que absorbe en un disco que registrara cual memoria esa información para ser proyectada en un nuevo plano visual dando nueva vida.

El autor pone el nombre a Morel en referencia al D.R. Moreau de H.G. Wells texto de ciencia ficción de finales del siglo XIX. Aunque si bien anticipando la idea de isla como lujar remoto Utopía de Tomas Moro publicada a inicios del s. XVI. Por un lado las referencias a la obra de Bioy Casares  son plausibles en tanto encuentros de la humanidad y la maquina interacción vigente. No solo son los logros en tanto continúo desarrollo de la literatura como paradigma de vida y la ficción como el pronto cuestionamiento de la disponibilidad de la actualización del ente humano. Tampoco basta señalar que el logro esta en imaginar lo que podría pasar, o los anhelos que cruza la vida humana y la tecnología como expansión del ser.

Si bien el avance en materia literaria es claro no podemos dejar atrás las posibilidades que la imaginación desborda para luego ser tocadas por la esfera de lo real. Si bien hay vertientes directas en tanto tecnología al servicio del hombre hay creencias que afectan hoy dia el imaginario popular por ejemplo: el símil de no a las fotografías por miedo a que roben, tomen algo de ti, todo esto lo podríamos remontar a que el precio de ser proyectado en la novela de Casares es el equivalente a la desintegración material, es decir que la máquina o el artefacto toma algo de cada uno como premisa para devenirlo holograma, simulación, etc.

Dentro de los mismos alcances que propone esta obra va suministrado no solo a la literatura, a la ficción, a la tecnología, a la utopía, si no a los nuevos medios para existir y manifestarnos en distintos niveles y plataformas. Si bien la película Andromedia de Takashi Miike de 1998 comprende la necesidad y el apego como formas de comunicación entendiendo que no es posible comunicarse en una esfera materia el protagonista logra dar vida a una mujer pero sólo de forma intangible, inmaterial y solo viviendo adentro de un ordenador capaz de proyectar la imagen, vida simulada.

Es el cazo de 2046 de Wong Kar Wai filmada en 2004, si bien el escritor equiparable al científico como aquel capaz de jugar a Dios da vida a sin fin de personajes es uno de ellos el que se enamora de un ciborg que viaja en un tren con destino a 2046, este amor que no puedo nivelarse cual amor por Faustine algo que está ahí que no siente como yo, que no logra enamorarse aunque en este filme el ciborg logra disimuladamente llorar, rompiendo el paradigma de la materia fría tecnológica no emotiva.

Filmes como el año pasado en Marienbad de Alain Resnais EN 1961 juegan con la repetición y la simulación de los eventos, sólo que en la novela de Casares si hay alguien que nota la repetición de los eventos, alguien que es ajeno al círculo pero lo estudia desde afuera y nota su carácter secuencial e ilusorio.
 
 

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